Sin lugar a dudas, nuestros antiguos territorios fueron espacios productivos rurales en donde se desarrollaron distintas actividades agropecuarias y diversos grupos sociales que se dedicaban a producir para la autosubsistencia y los mercados coloniales.
La gran mayoría de los pobladores del pago de Las
Conchas durante todo el Período Colonial fueron campesinos que se desarrollaron
como pequeños y medianos productores agrícola-ganaderos.
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¿Cómo
y para qué se producía en el pago de Las Conchas durante la Colonia?
A simple
vista, la respuesta a esta pregunta resulta sencilla, pero no lo es del todo.
Tras haber analizado varios registros de población de la primera mitad del
siglo XVIII, me encontré con una región rural que fue cambiando con el correr
de los años, la cual se caracterizaba precisamente por su escasa homogeneidad
en lo que se refiere a las tierras, sus habitantes y sus actividades
productivas.
Hacia 1738,
aparentemente las tierras correspondientes a los actuales municipios de
Ituzaingó, Morón y Merlo estaban habitadas en su mayor medida por pequeños y
medianos campesinos que vivían y trabajaban fundamentalmente en tierras
reconocidas como ‘‘chacras’’, es decir, lo que los especialistas definimos como
unidades productivas destinadas en primer lugar a la producción de cereales
demandados por el mercado local (el trigo, las harinas y los panificados eran
centrales en la dieta de los porteños y bonaerenses de aquella época), aunque
también se registraron algunos animales en pocas cantidades (vacunos para la
extracción de leche, carne, grasa, sebo y cueros; ovejas para esquilar y así
obtener lana; caballos y bueyes como animales de tiro, tracción, arado, carga y
transporte). En definitiva, más que chacras exclusivamente trigueras deberíamos
hablar de establecimientos agropecuarios
‘‘mixtos’’ que producían para el consumo interno y distintos mercados
coloniales.
Ya a
mediados de siglo, el número de estancias había crecido considerablemente,
acercándose a la cantidad de tierras de labranza. Lamentablemente, no se tienen
demasiados detalles sobre el número de aquellas haciendas ni las especies que
predominaban, pero muy posiblemente coexistieran varios tipos de ganado, tanto
en las estancias como en las chacras. Asimismo, no hay que pensar en las
estancias como territorios muy extensos –como propone la antigua visión
‘‘tradicional’’ de nuestro espacio rural-, ni tampoco como lugares que
ignoraban la agricultura. Más bien eran extensiones de tierras donde si bien
solía darse mayor importancia al ganado, no faltaban parcelas dedicadas con
exclusividad a las cosechas de trigo, ya sea para alimentar a los peones, los
esclavos y demás trabajadores del lugar, sino también con claros fines comerciales.
En resumen, creo que es imposible pensar a las chacras y estancias de nuestros
antiguos territorios como estructuras totalmente distintas las unas de las
otras, sino que lo que parece haber predominado en la región fue la producción
‘‘mixta’’ (trabajos agrícolas con ganadería diversificada).
Referencias
Academia Nacional de la Historia. Documentos para la Historia Argentina. Tomo
X. Padrones de la Ciudad y campaña de Buenos Aires (1726-1810). Padrones de
1738 y 1744.
Fradkin, Raúl y Garavaglia, Juan Carlos (2009). La Argentina colonial. El Río de la Plata
entre los siglos XVI y XIX. Buenos Aires, Siglo XXI Editores.
Garavaglia, Juan Carlos (1999). Pastores y labradores de Buenos Aires. Una historia agraria de la
campaña bonaerense 1700-1830. Buenos Aires, Ediciones de la flor.
Mayo, Carlos (2004). Estancia y sociedad en la pampa (1740-1820). Buenos Aires,
Editorial Biblos.